Un aspecto no menor, muchas veces en materia de crisis, es tomar en cuenta los factores (individuales, colectivos, contextuales) al momento de intervenir. Esto porque, en primer lugar, una crisis no afecta a todas las personas de igual manera. Segundo, porque las crisis movilizan diversos tipos de recursos (internos y externos). Y en tercer orden, porque también el que interviene pone en juego sus propias resonancias en cuanto a lo que la otra persona está experimentando.
A modo de recordatorio, cuando se hace una intervención en crisis se debe recordar que: 1) es breve; 2) se centra en brindar apoyo emocional; 3) ofrece estrategias de afrontamiento adaptativas. Esto a modo general, dado que las crisis muchas veces son resultado de múltiples situaciones que alguien experimenta. En este sentido, podríamos mencionar ocho puntos que se tienen que tomar en cuenta a modo de caracterización de la intervención en crisis:
1. Estabilizar: ayudar a que la persona se calme, que esté en un estado tranquilo en la medida de lo posible, y que recupere su funcionamiento basal.
2. Inmediatez: es una intervención que demanda prontitud. Es decir, lo más cercano posible al hito mismo.
3. Seguridad: evaluar si tanto la persona, como el entorno, constituyen un riesgo tanto para sí mism@ como terceros. Algo útil para evaluar esto es el acrónimo PANVAS
a. Psicosis
b. Abuso de sustancias
c. Negligencia
d. Violencia
e. Alimentación
f. Suicidalidad
Ante un riesgo inminente se deben tomar medidas que garanticen la seguridad de la persona.
4. Escucha activa: brindar un espacio emocional seguro donde la persona pueda expresar emociones, pensamientos, preocupaciones.
5. Especificidad: es muy importante que, conforme el tipo de crisis, se usen técnicas que ayuden a afrontarlas. Por esa razón, el PAP es una herramienta efectiva para hacer una intervención breve, dirigida y basada en la evidencia.
6. Resiliencia: ayudar a la persona a visualizar sus propios recursos, el cómo ha afrontado eventos críticos previos, entre otros, ayuda al fomento de la resiliencia. Ahora bien, puede pasar que alguien no haya tenido instancias anteriores donde haya puesto en marcha la resiliencia. Un ejercicio práctico es visualizar figuras significativas para la persona que le ayuden a inspirarse en modos de afrontamiento. ¿Cómo se hace?
a. Que la persona cierre los ojos, regule su ritmo respiratorio.
b. En este ejercicio, que la persona visualice una figura de referencia para sí, alguien que le inspire seguridad/fortaleza/resiliencia/crecimiento/superación.
i. Consultar: ¿qué está sintiendo? ¿qué sensaciones físicas tiene ahora?
c. Darse un momento y observar:
i. ¿Cómo actúa esa persona?
ii. ¿Qué haría esa persona en mi lugar ahora?
d. Luego de esto, que la persona imagine estar ante esta figura inspiradora y que le brinda el sostén y apoyo que requiere.
e. Empezar a regresar lentamente al aquí y ahora, mediante el ejercicio de la respiración.
7. Duración: las intervenciones son cortas, breves y centradas en el aquí y ahora. Es fundamental dejar esto en cuenta en el encuadre.
8. Colaborar: el trabajo que se lleva a cabo con la persona afectada implica una relación de ayuda. Por lo tanto, acá no hay un ademán directivo en la intervención, sino de facilitación de recursos.
Ahora vamos al punto central de esta entrada: ¿qué debemos procurar al momento de implementar una intervención en crisis? Vamos por partes:
1. Modalidad de respuesta: en palabras simples, ante la crisis actúe usted con calma, refleje seguridad, de forma organizada y respetuosa. Procure ser amable y comprensivo. Recuerde que está usted en una posición de ayuda, por lo tanto, se puede convertir en un actor clave ante un evento crítico. Frente a la desregulación de quien pide ayuda, usted puede ayudar a regularse estando primero regulado.
2. Disponibilidad: estar presente no conlleva a obligar a otros a recibir ayuda. Es decir, algunas personas ante las crisis rechazan el ofrecimiento de intervención y, ¿saben? Está bien. Lo central es que la persona decida y, en ese sentido, si no desea aceptar ayuda puede ofrecérsele que igual la podrá recibir cuando estime conveniente.
3. Confidencialidad: recuerde que las personas, en el marco de la escucha activa, pueden develar información dolorosa y difícil. La confidencialidad ayuda al vínculo que se genera con otro. Sin embargo, recuerde que primero debe garantizarse la seguridad (como se dijo anteriormente). Si hay riesgo de vida, por aspectos éticos y legales, se debe romper el silencio y buscar apoyo.
4. Encuadrarse en el contexto de desempeño: conozca e infórmese de los protocolos y medidas institucionales que respaldan su quehacer.
5. Autocuidado: esto es un desde ante el trabajo con otras personas. Las estrategias de autocuidado que cada profesional implementa van de la mano con sus recursos y sus propias necesidades. No obstante, más allá de eso, es fundamental que puedan tener en mente que es necesario y saludable tener procesos que impliquen cuidarse a sí mismos antes de cuidar a los demás.
En definitiva, recordatorios amables para la implementación de ayuda en crisis implica entender qué caracteriza a una crisis, cómo se interviene en éstas y, finalmente, elementos que se deben tener en cuenta al momento de actuar.
Y tú, ¿hay alguna otra consideración que tengas al momento de intervenir en crisis? Recuerda que si tienes una duda o deseas profundizar un tema puedes dejármelo en los comentarios o mandarme un mail: spinfant@uc.cl / spinfanter@gmail.com
¡Saludos!
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